Rafael López Loureiro, maestro de Cedeira fue el responsable de redescubrir esta tradición y comprobar que existía por toda Galicia. Aunque con el paso de los siglos la fiesta ha derivado en una cita más festiva que religiosa, la celebración del Samaín puede ser aún una desconocida y sorprender a propios y extraños con usos y costumbres que hoy en día asumimos como normales pero que ya se habían puesto en práctica.
Las calabazas, el símbolo más reconocible de la fiesta de Halloween, están también presentes en el Samaín aunque su llegada a la fiesta ha vivido varios cambios. En sus orígenes, los celtas hacían uso de calaveras para espantar a los espíritus y posteriormente se convertirían en nabos, antes de dar paso al vegetal que hemos visto en cientos y cientos de películas. Dependiendo de la zona de Galicia en la que estemos se llamarán de diferente forma: calacús, melones, bonecas...
Precisamente, en esos films hemos visto terroríficas recogidas de dulces y caramelos. El conocido como ´Truco y Trato´, hecho a medida del público infantil, no es otra cosa que la adaptación a nuestros días de otra costumbre celta que consistía en colocar dulces en la entrada de sus viviendas para mantener contentos a los espíritus que rindiesen visita a sus hogares.
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